Distance from Dublin to Cork
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- Distancia de Dublín a Cork
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La distancia entre el puerto de Dublín y la ciudad de Cork es de 314 km.
El espectacular escenario que conforma el Ancestral Este de Irlanda se ha erigido a lo largo de los miles de años de historia que atesora. Todos sus pobladores, desde los celtas hasta los cristianos y vikingos, pasando por los victorianos, han dejado su huella. Este viaje por carretera en Irlanda desde Dublín hasta Cork te llevará por algunos de los lugares más importantes del país y por paisajes espectaculares, a medida que vas descubriendo una por una las capas de historia que esconde este acogedor país.
Muchas de las visitas que se hacen a Irlanda comienzan y terminan en esta fantástica ciudad, y el motivo no es sino la enorme cantidad de cosas que se pueden hacer. Desde el Libro de Kells en el Trinity College de Dublín hasta el almacén de Guinness, los turistas pueden impregnarse de la rica cultura que ostenta Irlanda. El EPIC (museo de la Emigración Irlandesa) es un buen punto de partida si quieres seguir los pasos de tus antepasados, mientras que el Museo Nacional de Irlanda te permitirá descubrir la arqueología y la historia del país. No te costará conocer a la gente del lugar si decides hacer un recorrido gastronómico, una ruta de pubs o un recorrido literario, pero intenta no demorarte demasiado: cuando te embarcas en un viaje por carretera, lo importante es quemar kilómetros para descubrir todo lo que se pueda.
Newgrange, a una hora al norte de la ciudad de Dublín, es uno de los emplazamientos neolíticos más impresionantes del mundo. Una tumba de corredor con 5200 años de antigüedad en el valle de Boyne que erigieron unos agricultores de la Edad de Piedra, quienes se aseguraron de que el corredor y las cámaras interiores se alinearan perfectamente con el sol naciente durante el solsticio de invierno. Ahora, viaja varios miles de años hacia el futuro y encontrarás por el camino la fortificación anglo-normanda más grande de Irlanda, el castillo de Trim. Es tan impresionante que Mel Gibson lo eligió para rodar la película Braveheart. No cuesta adivinar los motivos.
Wicklow, conocida como el jardín de Irlanda, ya que aquí se cultivan muchos productos locales, también tiene su lado salvaje. El Parque Nacional de Glendalough es un lugar fantástico para desconectar de todo, con senderos que podrás recorrer a pie y que serpentean más allá de las torres monásticas del siglo VI, además de sus lagos brillantes y sus majestuosas cascadas. Si te apetece visitar un tipo de belleza más elaborado, el Powerscourt Estate es uno de los tres mejores jardines del mundo, según National Geographic. Y, si quieres verlo todo desde una perspectiva completamente distinta, Beyond the Trees Avondale es un paseo por las copas de los árboles que sube dando vueltas hasta llegar a la parte más alta, desde donde podrás disfrutar de una vista panorámica del condado. ¿Aún quieres más? ¡Puedes usar el maxitobogán para volver a bajar!
Hay seis playas con bandera azul en el condado de Wexford, por lo que se trata de un auténtico paraíso para los turistas. Sin embargo, tal vez la más famosa de todas sea la playa de Curracloe, donde Steven Spielberg filmó las escenas del desembarco de Normandía en «Salvar al soldado Ryan». Cuando te hayas quitado toda la arena de los pies, podrás disfrutar del encanto que ofrece la costa de Wexford, así como de ciudades ideales para sacar fotos, como Enniscorthy. Si lo que te gusta es la historia, ningún otro sitio contiene tanta como el Parque Nacional del Patrimonio Irlandés: abarca 9000 años de historia irlandesa en 16 lugares históricos que han sido recreados, como, por ejemplo, fuertes circulares, crannogs y casas vikingas, entre otras maravillas.
Si te diriges más al sur, hacia la Costa del Cobre, el faro de Hook es el más antiguo del mundo que sigue en funcionamiento: lleva guiando a los marineros desde el siglo VI. En la actualidad, los visitantes pueden disfrutar de los exquisitos platos locales que encontrarás en la cafetería después de haber subido a la torre. Cuando te hayas quedado a gusto entre la comida recién hecha y las vistas al océano, sigue tu ruta hacia el oeste y llegarás a la popular ciudad costera de Tramore, donde se encuentra una playa de 5 km que atrae a numerosos surfistas y windsurfistas. El Geoparque Mundial de la UNESCO en la Costa del Cobre también merece una visita, si lo que te interesa es la geología y la vida silvestre.
A una hora de Hook Head, se considera que Waterford fue la primera ciudad de toda Irlanda, en la que se asentaron los vikingos, que ya en el siglo X vieron todo lo que tenía que ofrecer este emplazamiento junto al río. Más de mil años después, todavía puedes seguir los pasos de los vikingos por las calles empedradas y subir a la Torre de Reginald, que, originariamente, era un fuerte vikingo. En el grupo de museos conocido como Waterford Treasures podrás descubrir de todo, desde la historia medieval hasta un viaje a través del tiempo, e incluso la historia de los famosos velatorios irlandeses. Desde luego, sería un gesto de mala educación irse sin haber visitado la casa de Waterford Crystal.
Ahora toca dirigirse hacia el interior de la que, tal vez, sea la colina más importante de toda Irlanda. La Roca de Cashel, en el condado de Tipperary, ha albergado a todo tipo de ilustres, desde antiguos reyes hasta santos patronos. Esta construcción, que nació como sede de los reyes del Munster, es una magnífica colección de estructuras medievales que recoge numerosos capítulos de la historia de Irlanda. También hay muchos otros castillos que vale la pena visitar en el condado de Tipperary, como el castillo de Cahir, una de las fortalezas medievales mejor conservadas de Irlanda.
La ciudad costera de Cobh te dejará con la boca abierta por sus casas llenas de color y el papel que ha desempeñado en la historia. Fue el último puerto de escala en el que paró el Titanic, y la Titanic Experience Cobh cuenta la historia de los 120 pasajeros que se embarcaron en la fatídica travesía. Nada más entrar en alta mar, la isla de Spike ha sido el hogar de santos y pecadores a partes iguales. Acércate en barco para visitar la Alcatraz irlandesa, que fue un monasterio antes de convertirse en prisión. Y, si tienes hambre, no encontrarás un lugar mejor para pasar el viernes que el mercado agrícola de Cobh. ¿Necesitas algo más para darle el broche de oro? Tal vez lo que te hace falta es un trago de whiskey irlandés: pásate por la ciudad de Midleton, que está muy cerca, para hacer una visita guiada por la destilería Jameson, de fama mundial.
La segunda ciudad más grande de Irlanda es el lugar donde termina el Ancestral Este y comienza la Ruta Salvaje del Atlántico. Un remanso marítimo y una ciudad multicultural: descubre los mercados alimentarios, las galerías de arte y los museos, todo ello impregnado del sencillo encanto de la zona de Cork. Río arriba, encontrarás a dos kilómetros el castillo de Blackrock, que se construyó en el siglo XVI para proteger el puerto frente a los piratas y los ataques enemigos. En la actualidad acoge una exposición de astronomía interactiva que ha recibido varios premios: ¡no parece un mal lugar para viajar en el tiempo y el espacio!
Para rematar tu viaje por el Ancestral Este de Irlanda, visita el castillo de Blarney, que está a solo veinte minutos de Cork. Dale un beso a la famosa Piedra de la Elocuencia: tal vez sea capaz de convertir las historias de tus viajes por carretera en una epopeya moderna para que lo puedas contar cuando vuelvas a casa... a menos que, claro está, no consigas resistirte y acercarte al rugido de la Ruta Salvaje del Atlántico.
La distancia entre el puerto de Dublín y la ciudad de Cork es de 314 km.
De Rosslare a Cork hay 192 km.
565 km separan Dublín de Cork, si tenemos en cuenta todas las paradas que mencionamos en esta guía.
El blaa: un bollito de lo más tierno que solo se puede comer en Waterford. Pruébalo con mantequilla y acompañado de beicon caliente: el desayuno perfecto para tu viaje por carretera.
En Cork prefieren su propia pinta: la cerveza negra irlandesa Murphy's, que producen de manera local. Es más espesa y achocolatada que la Guinness, pero ¿cuál te gustará más?